Quiero agradecer la invitación. La política es una actividad dura, donde pocas veces se reconoce el testimonio o el ejemplo de los mejores. Por ello constituye un honor y una obligación colaborar con este importante reconocimiento a los senadores Mario Polar y Ernesto Alayza. Los socialcristianos podemos sentirnos orgullosos de la dignidad de los nuestros. Estamos cansados de ver esa política ramplona, la de las simplezas, de los facilismos y de las meras consignas. Hoy homenajeamos a dos hombres, que nos representan vitalmente, personas dignas, que ejercieron sus cargos con austeridad, con sapiencia y honestidad.
Un historiador y buen amigo, dice que los liderazgos democratacristianos tienen un sello profesoral. Nuestros homenajeados eran académicos de fuste, hombres del Derecho, políticos bien formados, con principios y valores intransables.
Nuestro saludo fraternal para sus familiares y amigos aquí presente.
1. Introducción.
La historia del pensamiento socialcristiano en Chile es un tanto larga, nace con Rerum Novarum y Quadragésimo Anno, la Doctrina Social de la Iglesia, el Sindicalismo Cristiano y las lecturas de los grandes filósofos católicos, protestantes y judíos de la primera mitad del siglo XX Maritain. Mounier, Buber, Berdiaeff, Teihard de Chardin y tantos más. En lo político nace con la fundación de la Falange Nacional, posteriormente el Partido Demócrata Cristiano y se proyecta como una corriente con fuerte respaldo en torno a la década de los sesenta. La historia de la DC chilena, se confunde con la de ODCA (Organización Demócrata Cristiana de América) y con la historia de nuestro padres fundadores, Bedoya, Frei, Caldera y Calderón padre por recordar a algunos, nuestra visión no es sólo nacional es parte de una concepción universal.
Son los tiempos de la Revolución Cubana, de la Alianza para el Progreso y de la “Revolución en Libertad” que encabezo en Chile el Presidente Eduardo Frei Montalva, que represento a parte de la naciente fuerza social cristiana en la región y que se caracterizó como “el cambio en libertad; la transformación rápida de formas y estructuras inadecuadas e injustas; y la conservación y defensa de los valores auténticos que el país “había conquistado,”.
La democracia cristiana promovió la consolidación y la ampliación de la democracia, la transformación de las injustas estructuras económicas sin sacrificar la libertad y los derechos humanos. En contraposición a la política insurreccional con violencia de sectores de la izquierda y la acción de la derecha y el militarismo con sus tesis del enemigo interno, la doctrina de la seguridad nacional, la lucha antisubversiva y el neoliberalismo. Eran tiempos en que parte importante de derechas e izquierdas cuestionaban la democracia, para unos, era un modelo de dominación burguesa; para otros, un sistema político peligrosamente participativo.
En Chile y Venezuela se registran las primeras experiencias continentales de gobiernos demócrata cristianos. Ambas son administraciones muy distantes de las posiciones políticas extremas, y promueven el cambio social y la modernización de sus sociedades.
Ante derechas e izquierdas tradicionales, representan una fuerza nueva, que supera la vieja política, que rechaza la polarización, y en la cual converge una pluralidad social que la distingue, del carácter más clasista de los extremos.
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